EL SER Y LA NADA

La vida es como serpientes 
de sus colas aprisionadas 
que por milenios de ponientes 
han sido revolcadas 
en el fango de la nada.


Y es que el vacío no perdona 
a la serpiente, 
esa porción de la nada, 
que se atrevió a ser diferente, 
evitando lo monótono 
de existir sin tentación, 
sin ilusión, sin pasión, 
eligiendo lo nuevo, 
la alegría, el juego, 
el movimiento, la creación.

El universo vivo 
es como un gran huevo, 
que incubado por la nada, 
espera el momento decisivo 
para comenzar de nuevo.

¡Que paradoja! 
Que situación tan delicada, 
esta de que esté el huevo de la vida 
al cuidado de la nada.

Por paradójico que pueda parecer, 
si de la nada vinimos, 
a la nada, tendremos que volver. 


¿Qué caso tiene entonces 
buscar de la vida el significado, 
si desaprovechamos 
ésta oportunidad, 
que la nada nos ha dado? 


Ante el vacío existencial 
el que entendamos la nada 
deja de ser esencial. 


Y si buscamos lo milagroso, 
encontramos lo maravilloso 
de ser una creación que crea 
aunque no aparezca 
el Dios bondadoso… 
para que nos vea. 

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